Christoph Mett nació en 1978. Estudió Ilustración, Dibujo y Cine en la Escuela Superior de Münster. Durante su estudio, crea diferentes proyectos de libros para niños y adultos, recibiendo en el 2006 el Premio allos Libros más Bellos de la Fundanción Buchkunst y, el el mismo año, fue nominado para el Premio de Diseño de la República Federal de Alemania. Christoph Mett también realiza películas de dibujos animados para niños y adultos.
Cinco científicos ciegos investigan sobre la verdad. Todos tienen ideas, pero ninguno tiene razón, porque ninguno mira el conjunto. Y el conjunto es gigantesco. Una inteligente y filosófica histórica sobre la verdad, la imaginación y la imposibilidad de dar con una última respuesta.
Premiado por la Fundación Buchkunst como uno de los libros más bellos de Alemania.
"... relato casi filosófico acerca de las distintas percepciones que el ser humano puede tener de una misma realidad y sobre lo equivocada que puede ser esa percepción, casi, casi como en un mito de la caverna versionado y una pequeña reflexión sobre la capacidad ilimitada de la imaginación del ser humano... Pero esta historia no conseguiría los mismos efectos si no fuera por Christoph Mett: sus ilustraciones, realistas, llenas de pequeños detalles, vivas y sugerentes, apoyan el texto a la perfección y logran completarlo dando como resultado un cuento distinto, fresco y muy divertido" (Revista Babar).
"La noche era fría. El montón de estiércol elevado. Yo nunca había despertado al Sol. Madre se encontraba en la puerta de la cuadra y asentía. Ella me creía capaz de todo. Canté. El Sol salió. Yo lo había despertado".
Como siempre, Martin Baltscheit acerca al lector, con ironía y humor, el tema de la vanidad sin caer en ningún momento en la "moralina".
"A la muerte de su padre, el gallo de la granja hereda su oficio: despertar al Sol. Orgulloso, se aplica a hacerlo muy bien, y efectivamente, cada día, a las seis de la mañana, entona su poderoso quiquiriquí y hace salir al Sol. Hasta que los comentarios de los otros animales -unos científicos, otros simplemente hirientes- le convencen de que su canto es inútil porque el sol sale solo cada mañana. Muy deprimido, decide no cantar más, pero entonces vendrá a buscarle el granjero, que le exige que cumpla con su trabajo, o sea, que cante, no para despertad al Sol, sino para que toda la granja se despierte y pueda comenzar la actividad cada nuevo día.
Toda una lección de humildad, que rezuma ironía, en un álbum de tono "serio", magníficamente ilustrado, con personajes caricaturescos y una gran ambientación" (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, CLIJ).