UNA PEQUEÑA CASA EN EL BOSQUE

Ilustraciones y texto: Jutta Bauer
Lóguez Ediciones. Salamanca 2012
PVP: 11'50 euros Pàgs: 40

¡TOC-TOC! ¿QUIÉN ES? ABRE LA MURALLA

Hacía tiempo que la ilustradora alemana Jutta Bauer no nos obsequiaba con unas imágenes tan pictóricas.  Aunque utiliza su técnica mixta habitual, pintura acrílica, lápices de colores y retoques finales con ordenador, en este libro resalta mucho la vertiente plástica y no tanto la de trazo, como sucede en sus famosísimos Selma, La reina de los colores o El ángel del abuelo.  Jutta escribe el breve texto que acompaña a los dibujos y da continuidad a la historia.  En este caso, una casa acogedora en medio de un bosque es refugio para los personajes que tienen miedo (el conejo tiene miedo del zorro, el zorro tiene miedo del cazador, el cazador tiene miedo del hambre) y un espacio para el diálogo, el conocimiento y la solidaridad, actitudes fundamentales para la convivencia y la integración.

La secuenciación de la historia, así como la repetición de las acciones y las actitudes, es muy interesante a la vez que sutil, como también lo es la representación del factor tiempo, con un bosque primero nevado, después verde y florido y finalmente otoñal con hojas que caen de los árboles.  El bosque pertenece al ámbito exterior (contiene peligros) mientras que la casa es el núcleo acogedor y pertenece al ámbito de la seguridad.  El exterior cambia, el interior se mantiene (la mesa puesta, los juegos, las camas, la luz).  Siempre aparece, sin embargo, una gran ventana que comunica o relaciona los dos escenarios.

Jutta Bauer utiliza a menudo los animales como seres simbólicos o metafóricos del comportamiento humano, y sus representaciones son sencillas, de pocos y reducidos trazos, pero con una vigorosa sensación de tridimensionalidad.

Todas las composiciones a doble página tienen un marcado carácter geométrico, con fuerte presencia de líneas verticales paralelas que acentúan la antes mencionada secuenciación y que, gracias a la manera de pintar dejando huella sobre las superficies, remiten a una voluntad orgánica o humana de entender la abstracción que cultivan artistas como Sean Scully.  Un espacio sencillo, pero profundamente humano.  Bauer no se corta a la hora de introducir líneas cinéticas que, también metafóricamente, visualizan el miedo, el temblor o la violencia. 

En resumen, una pequeña maravilla con todas las páginas en cartón, como los libros de imágenes (imaginarios) para los pequeños de la casa, sólo que no acogen elementos sencillos para su identificación, sino conceptos elevados para su comprensión.  Tengo miedo, y estoy solo y perdido y hambriento; alguien a quien temo, puede convertirse en mi amigo.

Al final, claro, una buena comida alrededor de la mesa.

Àngel Burgas, escritor e Ignasi Blanch, ilustrador
www.angelburgas.cat
www.ignasiblanch.cat