Antònia Justicia, responsable de la sección cultural de La Vanguardia "Cuentos que cuentan" reseña la novela de Caroline Solé
La pirámide de las necesidades humanas bajo el epígrafe "Filosofía para jóvenes de 8 a 88 años" compartiendo reseña con
Los gansos, de David Pintor y José Antonio Ruiz y con
Historia de un caracol que descubrió la importancia de la lentitud", de Luis Sepúlveda.
Reproducimos a continuación la reseña completa de
La pirámide de las necesidades humanas:"
Si un día la fama te cae encima como un excremento de paloma en la cabeza, huye". La frase no la pronuncia cualquiera. Lo hace ChristopherScott54, el joven sintecho que ha superado a todos en
'La pirámide de las necesidades humanas', un programa de telerrealidad que ha acaparado la atención de millones de personas en Londres. Hasta 15.000 candidatos intentan cada semana mantenerse en la lista de los más seguidos. Las reglas son sencillas: en un espacio on line, publicar mensajes, fotos y vídeos que demuestren que sus necesidades, según la teoría de Maslow, están cubiertas. Cada semana un nivel: beber, comer, dormir, reproducirse; techo, salario, protección... Un trozo de acera y un saco de dormir azul marino extendido es la imagen que cuelga en Internet ChristopherScott54. Un único texto lo acompaña:
"Mi cama".Un total de 9.220 personas lo catapultan al siguiente nivel. El juego ha comenzado.
Un reality show inspirado en la pirámide de Maslow, con cinco niveles de necesidades que deben irse superando, sirve a la escritora francesa Caroline Solé como telón de fondo para hablarnos de Christopher, un chaval de 15 años que huye de su casa cansado de las palizas que le propina su padre y acaba deambulando por las calles de Londres, convirtiéndose en un sintecho más.
Escrito en primera persona,
La pirámide de las necesidades humanas cuenta la historia de ese chaval, de cómo terminó en las calles, de cómo sobrevivía, de sus sueños y pensamientos, a veces críticos, a veces deprimentes, por los que se cuela también alguna chispa de esperanza...
No se trata de ninguna distopía, ni el juego tiene un papel relevante, más allá del impacto en la vida del protagonista. Más bien es un pretexto. Los organizadores del juego permanecen en un segundo plano, así como los votantes y el resto de los participantes. EL enfoque se fija en un cartón mojado y en el paradójicamente pequeño universo de Christopher (Jimmy, otro sintecho mayor que él; Suzie, una prostituta, un heroinómano, un policía y "los tipos de Dios"), lo que da a la novela un carácter realista, íntimo, perturbador... ". Los espectadores asiduos miran quizá mi perfil en su teléfono mientras caminan por delante de mí sin verme. Sin saber. A una parte de mí le encanta esta sensación de ser casi famoso. A otra le aterroriza".
Una novela reflexiva, profunda sobre lo que somos, lo que queremos y la eterna búsqueda de un lugar en el mundo".